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¿Cosas sin sentido y con valor?

Estas semanas de noviembre y diciembre, caminando por la Ciudad, me topé con  varios eventos inesperados, corrijo, casualidades “planeadas”.
El caminar por el Paseo de la Reforma se ha convertido en el tramo de la Glorieta de Colón hacia las rejas de Chapultepec, esas mismas a las que les cantaba  “Viruta y Capulina” de mediados del siglo pasado, en una experiencia de sorteo de baches, calles rotas,  construcciones y olores poco agradables.
Detalle de Paseo de la Reforma
Siempre en construcción

 

Esta avenida se ha transformado en 50 años de ser un centro turístico, bancario y financiero, a un sitio solitario y de nuevo en un pujante polo de compañías de diversa índole, sobre todo financieras, rematada por la espectacular Torre Mayor y al frente una construcción que promete ser al menos del mismo tamaño.

Al medio día los trabajadores de la construcción, ávidos de recuperar energía, recargan baterías ingiriendo sus alimentos, sin faltar el refresco de cola, el compartir la comida con sus compañeros y departir la experiencia diaria de estar construyendo la ciudad me recuerda la escuela, el poder de disfrutar la estandarización del trabajo .

México es saber y fusión de culturas y como tal, en esta Avenida puede uno hallar a los godínez trajeados cumpliendo sus labores en grandes, medianos o pequeños corporativos, identificados con su badge y un número, que viéndolos de cerca  parecen tener cara de tragedia, pero si los vemos en lontananza  parecen mas bien, una comedia.

También hallan a estos señores de la construcción, que si han observado correctamente, pero sobre todo escuchado, hay bastante personal de Centroamérica y Sudamérica, a los jóvenes de las diversas tribus citadinas: emos, punketos, skatos, chacas, chairos, wanabes, darketos, malafachas, policletos y burócratas ( algunos de estas dos últimas, son, en extremo peligrosas), entre varias mas.

Los lugares de comida, fijos o de toreros, abundan, desde el primo de los tacos de canasta hasta el Capital Grill, todos incluyendo diversos perfiles de clientes y gustos; pasar por  pequeña Corea (léase la calle de Florencia) es algo que debes incluir, para rematar y llegar al Mercado de Insurgentes a comer con Chayo una rica comida corrida.
Estos temas sin sentido, anatomizados, son pedazos dóciles y fragmentados de nuestra sociedad, a quienes se les pide mayor rendimiento en su trabajo, se les incrementan sus capacidades para obtener mayor utilidad, que una vez que estos individuos se han transformado y ordenado, aunque sea en tribus citadas o urbanas, se puede ejercer un poder sobre ellos.
Aprendí en la Facultad de Ingeniería que, las leyes están hechas por unos para aplicarse a los demás, entendiendo que las leyes no es algo que limita el alcance de la legalidad-ilegalidad, mas bien es un procedimiento por medio del cual lo ilegal que la ley tolera, permite o crea como privilegio de clase o bien, ilegalismos que prohibe o excluye  como medio de dominar; ¡véanlo!, todo aparato legislativo tiene espacios reservados para que la ley se pueda violar, en otros ignorar y en otros castigar; el poder es temporal , se ejerce no se posee, esto último es una verdad.

Y a todo esto, después de comprar un cafe capuchino, caliente, oloroso y delicioso, me quede meditando del por qué el poder, el saber y la verdad están tan separadas.
¿No deberían ser el poder, saber y verdad una búsqueda y fin último  correcto?, pues no, alzo la vista y veo el Senado, majestuoso, manchado de tintas rojas y en proceso de limpieza, lleno de guarros trajeados con chicharo intercomunicador y pistola al cinto, obstruyendo la vialidad, y comprendo, con ejemplo en vista, que poder,  saber y verdad no están alineados.
Un entrañable profesor y  maestro de primaria, el maestro Gil García Mayoral nos decía en quinto grado que Platón cometió el error de separar el poder del saber, pero nosotros, deberíamos evitar continuar en el error de no volverlo a juntar.

Eso de que hay  hombres de saber y hombres de poder, aislados, no debiera existir; cuando el poder se ejerce, sin saber y sin verdad ocurren injusticias.

Bueno, ya me voy,  que ahi vienen los granaderos… (cita textual de mis apuntes)

 

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